viernes, 12 de octubre de 2007

ACERCÁNDONOS A LA ESCUELA…

Ante la polémica suscitada sobre la asignatura Educación para la Ciudadanía donde tanto se está hablando sobre “el derecho de los padres de educar a sus hijos” me gustaría destacar que reflexionáramos y empecemos a hablar del deber de los padres a educar bien a sus hijos. Hago esta pequeña reflexión porque cada día observo que vivimos en la sociedad de la queja, una queja continua donde priman los derechos y no las obligaciones. Una sociedad donde siempre estamos esperando a que alguien resuelva nuestros problemas.


El caso de la Educación no es ajeno a este hecho ya que uno de los problemas actuales en el mundo educativo es la fractura existente entre las relaciones padres y escuela, que continuamente se echan las culpas los unos a los otros. Los padres (hablo de manera general siempre) están reclamando constantemente a la escuela que eduque (no me refiero al caso concreto de la asignatura antes mencionada) a sus hijos. Creen que la educación sólo se da en la escuela, que en ocasiones hace la función de “guardería” más que de motor educativo para algunos padres.


Por este motivo debemos empezar a buscar soluciones, que pasan por supuesto por una COLABORACIÓN mutua y estrecha entre familias y escuela. ¿Por qué? Porque todos buscamos lo mismo: que nuestros hijos estén bien educados y atendidos, y crezcan felices siendo sobretodo buenas personas.


Pero, ¿qué podemos hacer para que se produzca este acercamiento?

En primer lugar, establecer una buena COMUNICACIÓN, que es la base de toda relación cotidiana. Hemos de hablar y escuchar más a quien nos habla. Los docentes necesitamos comunicarnos con los padres para hacerles ver la importancia de una relación fluida con la escuela y el beneficio que ello reporta a sus hijos. Dentro de esta comunicación debemos transmitir a los padres un mensaje POSITIVO, un mensaje OPTIMISTA rechazando el “pesimismo educativo” que está tan de moda y que nos impide actuar, dejando todo en manos de un futuro incierto. No hay nada más triste como ver a un padre o profesor que están convencidos de que sus esfuerzos por educar no valen la pena porque nada va a cambiar…. ¡SI VA A CAMBIAR! Pero para ello necesitamos un punto de vista optimista que no por ello es irreal.


En segundo lugar, debemos reclamar una mayor PARTICIPACIÓN de los padres en la comunidad educativa, con un buen funcionamiento de las AMPA´S. Esta participación va más allá de las “actividades extraescolares” tipo Carnaval, festival de Navidad, etc. Ha de ser una participación desde una perspectiva de apoyo y colaboración con el centro educativo, con el proyecto educativo que se lleva a cabo.


Por ello, la participación pasa por que se haga un buen trabajo en casa: en casa también educamos y no solo en el colegio.


Es necesario que los padres apoyen y valoren la labor docente, haciéndole ver al niño que la actuación del profesor es siempre por su bien. Es de urgente necesidad devolver el prestigio del profesorado desde las familias. Pero también devolver el prestigio de las familias desde la escuela. En fin, que como vemos nos necesitamos mutuamente para poder contribuir a mejorar la educación de nuestros niños lo que supondrá un gran cambio a nivel social, que tanta falta hace en los tiempos que corren.

Pero además de la escuela y la familia hay otros agentes educativos que pueden y deben colaborar. Pero eso lo relataré en otra ocasión…

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